lunes, 25 de febrero de 2013

ESTRATEGIAS DE MEDIOS Y LA ESCLAVITUD INFORMATIVA

Uno cuando se hace dependiente del mundo de la información se da que es poco factible que algún contenido se mantenga en alta consonancia por mucho tiempo. Una noticia tira a otra quitando y usurpando el foco de la atención. Esto, por supuesto, beneficia a muchos, principalmente a aquellos actores mediáticos que permanentemente se encuentran en la mira comunicativa, jugando esta circunstancia a su favor por el hecho de que sus fechorías rápidamente, confiriendo la atención a asuntos distintos.

En recientes semanas tuvimos ciertos sucesos que dada su importancia acapararon el interés general. El principal, a mi juicio, la explosión en la torre de Pemex, en la ciudad de México, en donde los hechos todavía no están ni cerca de ser aclarados, siendo sí un dato contundente las 38 vidas perdidas a causa del incidente. ¿Y luego de qué se habló? De asteroides, meteoritos, legisladores alcohólicos, pifias de mandatarios y, como siempre, fútbol y ocio.
El hecho de incorporarnos al tren de la información hace que decisiones tan importantes como la reciente aprobación de la Ley de Amparo salgan del debate público. Aquí es en donde me parece que la estrategia de comunicación del ocupante de Los Pinos ha funcionado (para él y los intereses de quienes lo mueven) porque hoy parece haber un tema que ya se pasa por alto, que no acapara la mayoría de los titulares, mismo que se le recriminó hasta el cansancio a su propio antecesor (con justa razón) y que debe ser del principal interés de la población: la violencia. Si nos guiáramos por los medios tradicionales, es evidente que habríamos creído que la guerra contra el narco terminó con la salida de Felipe Calderón; en cambio, si nos rigiéramos exclusivamente por el contenido de las redes sociales, más fácilmente perderíamos el hilo de una narrativa criminal que fue sello del panista, pero que por razones estratégicas se está disociando del priista. La realidad nos dice otra cosa: la cifra de muertos durante los primeros dos meses de la administración de Enrique Peña Nieto arroja el saldo funesto de dos mil 243 asesinatos producto de la guerra contra el narco, la mayoría de ellos carentes de certeza sobre si fueron criminales o inocentes, esto según la propia Secretaría de Gobernación (con datos ultra filtrados).


Siempre he sostenido que las cortinas de humo se crean o se aprovechan; sin embargo, hoy con tanta información al alcance ya ni siquiera es necesario inventarse apariciones de chupacabras pues un contenido llamativo, siendo bien ubicado y comentado, puede dar para hacer que todos volteen a verlo, evitando así que se hable de temas inconvenientes para los poderosos.

Continúa la violencia pero ya no está en boca de todos, en otras palabras, la estrategia de comunicación peñanietista hasta el momento ha funcionado. Y no quiero ver lo que se van a sacar de la manga cuando sea el momento de alzar la voz en contra de la Reforma Energética que nos quieren imponer.

Parece mentira pero aún vemos que las teorías sobre medios masivos que muchos tachan de obsoletas perduran en su vigencia, quizás camufladas por las nuevas tecnologías. Qué razón tenía Herbert Marcuse cuando aseveraba que el estado capitalista jugaba a ejecutar una suerte de esclavización informativa a través de los medios masivos de comunicación; yo veo algo parecido a eso.

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