miércoles, 13 de marzo de 2013

101 DÍAS DE EPN Y EL NUEVO PAPA


Después de 101 días de la administración de Enrique Peña Nieto tengo que decir que ha hecho apología al término gatopardismo ("si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie”, Giuseppe Tomasi di Lampedusa, 1958).

El golpe mediático más importante sin duda ha sido la aprehensión de la ex lideresa sindical Elba Esther Gordillo, que hasta el cansancio ya se ha dicho no representa ningún cambio de fondo en el sindicalismo, mucho menos alguna modificación positiva en los esquemas de educación, pues al dedazo (igual que en su momento fue Gordillo) se eligió como cabeza del Sindicato Nacional de Trabajadores para la Educación a Juan Díaz de la Torre.

Por otro lado, una medida que durante muchos años hemos reclamado distintos sectores de la población es la apertura del duopolio televisivo, Televisa-TV Azteca, hecho que “aparentemente” (de dientes para afuera) se estaría materializando con la Reforma a las Telecomunicaciones que en pasados días signaron el Ejecutivo Federal y los miembros del inocuamente aplaudido Pacto Por México (PRI, PAN y PRD). Lo que demandamos los que apostamos por la pluralidad en los medios electrónicos es que los contenidos y el manejo de los mismos sea heterogéneo. Sin embargo, la mencionada reforma estaría contemplando la inclusión de dos nuevas compañías de televisión abierta, mismas que estarán dominadas por Carlos Slim (Uno TV) y Olegario Vázquez Raña (Cadena Tres / Grupo Imagen), claros empresarios alienados con los que ostentan el poder (oficial y de facto). Para colmo, agregar que lo que perderán de ganancias Emilio Azcárraga (dueño de Televisa) y Ricardo Salinas Pliego (dueño de Azteca) lo recuperarán con su inclusión en el servicio de telefonía.

Dos medidas que modifican el panorama político en su imagen pero que de fondo no apelan a los mismos objetivos de hace 30 años; el engranaje sigue caminando.

PAPA NUEVO, PRÁCTICAS DE SIEMPRE

La prensa carente de crítica desde ya nos dictó que el nuevo pontífice, cardenal Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco I, se encarama como un líder religioso de cambio, de apertura, sólo por ser jesuita.

En cambio, la prensa crítica, de entrada ya nos recordó que el líder de la Iglesia Católica de origen argentino se codeó con dictadores de aquel país sudamericano, fue indiferente a desapariciones forzadas, protegió a criminales, se ha pronunciado en contra de los homosexuales y ha vertido comentarios misóginos.

Yo me quedo con la parte crítica y, por lo mismo, creo que Bergoglio cubre perfectamente los requisitos de sus antecesores que han sido omisos ante casos de corrupción, encubridores de pederastas y han pasado por alto grandes abusos contra la humanidad.

Creo como creía Friedrich Nietzsche que si existió Dios «parece que lo mataron los hombres». La religión católica, como muchas otras, ya sólo sobrevive de la tradición pues las élites se están encargando de desacreditarla en cada traición a la palabra que practican.

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