viernes, 16 de agosto de 2013

LA HIERBA EN DEBATE


En estos días la opinión pública le ha entrado al debate sobre la legalización de la marihuana.

Está claro que en México fue el ex presidente Vicente Fox quien trajo a los reflectores esa vieja discusión, pero no precisamente a partir de él se hace un antes y un después sobre el tema. Desde mi punto de vista las intenciones de ese impresentable político y empresario deben tener en el fondo alguna otra turbia pretensión que nada tiene que ver con el debate profundo sobre el tema.

Más que obvio resultan las diferentes posiciones oficialistas al respecto: por un lado los partidos de derecha, PRI y PAN, claramente nunca han tenido las intenciones de subir al debate la discusión sobre la legalización de la mota; obviamente que la Iglesia Católica siempre se mostrará como opositora a todo lo que desde sus cánones considere como malo; y, como era de esperarse, los partidos con una tendencia seudo izquierdosa, como es el caso del PRD, son los que están a favor. En general pura retórica.

Estoy convencido de que el consumo de la marihuana es menos dañino que el del alcohol y el del tabaco e, igualmente, tengo claro que el permitir que de manera legal se consuma la cannabis no incrementará ni disminuirá los índices de consumo (estudios dicen que en Portugal no hubo variación pero en Holanda sí; ninguno de esos países muestra resultados alarmantes).

Tampoco me voy por la fácil de decir que primero nos debemos ocupar en educar a la ciudadanía para, posteriormente, ofrecerles alternativas en el consumo de sustancias «peligrosas», para que la gente tenga el criterio más formado al elegir por qué sí o por qué no se van a drogar; ese argumento me parece una evasiva reduccionista y chabacana porque la educación es fundamental para este tema y para todos.

Hay un hecho concreto en México: la marihuana lleva años consumiéndose, más allá de la legislación al respecto.

¿Qué es lo mejor que podemos entonces?

Yo digo que al consumo de la marihuana se le tienen que quitar la mayor cantidad de elementos negativos que le rodean. Al legalizar la mota podrías cobrar (como gobierno) impuestos en su producción, distribución y consumo; automáticamente desaparecerían las riñas propias del clandestinaje, al convertirse en una actividad transparente; en mi parecer no aumentarían los índices de consumo toda vez que ya en la actualidad es una droga de fácil acceso; creo que también se mitigaría el uso de drogas más dañinas (crack, heroína, o drogas diseñador) al reducirse su costo (las leyes de la oferta y la demanda harían que su costo baje) y tener menos procesos químicos.

Eso sí, me parece absurdo pensar es que a raíz de la hipotética legalización de la marihuana en México se acabaría con el problema del narco (lo he escuchado, por eso lo escribo); nada más falso. Recordar que el narcotráfico en este país ya ni siquiera es la circunstancia medular, estamos hablando más bien del crimen organizado en todas sus facetas (robos, secuestros, tráfico de personas, extorsión). Tampoco me vengan con lo de la utilización medicinal de la mota; lo trascendente en realidad es aprobar que se use de manera recreativa, el hecho de que con la mayor tranquilidad del mundo uno pueda encender un churro y fumárselo sin más.

No entiendo a aquellos que se cierran la cabeza pensando que el ser humano puede conseguir la plenitud existencial sin algunos gustos que en determinado momento pueden ser dañinos, que en muchas ocasionen llenan el alma y que, en el peor de los casos, te hacen pasar un buen rato. Qué sería de la humanidad sin que la gente pudiera fumarse un rubio, tomarse un vino, ingerir antidepresivos, somníferos o ansiolíticos; que sería de las personas sin religión, música, libros, Internet, comida chatarra, sexo, cine… A lo que voy es que un porro no te va a matar, lo que en todo caso te perjudicaría es pasártela todo el día fumando, lo mismo que si te la vives permanentemente bebiendo refresco de cola o haciendo ejercicio en exceso.

Hasta el mismo Jesucristo decía que lo malo no es lo que entra en la boca del hombre sino lo que le sale de ella.


La marihuana en sí no es el problema; si un mariguano mata a alguien no será por su afinidad a la mota, será porque un desorden mental (trastorno) lo invitó a cometer el crimen (destacar que en el mundo prácticamente no se reportan muertes relacionadas directamente con la cannabis, a diferencia de sustancias como el alcohol y el tabaco).

No hay comentarios:

Publicar un comentario